lunes, 4 de junio de 2012

Caminando a la escuela

Un simple testimonio de dos maestras que refleja algo de la realidad vivida allá: 
Libertad, Santiago del Estero.
 Un día en la escuela Nº 696:
El lunes 20 de agosto partimos para Santiago del Estero.
Llegamos a Añatuya luego de 10 horas de viaje en auto y allí pasamos la noche. Al día siguiente tardamos alrededor de una hora en llegar a la escuela que queda en Los Juries a 60 km de Añatuya. Nos recibieron con una muy cariñosa bienvenida. Los alumnos nos esperaban con gran impaciencia. Algunos se acordaban de nosotros del viaje anterior. Fue un día de fiesta para “compartir” entre dos comunidades educativas tan lejanas y tan diferentes. De eso nos enriquecimos: “de las diferencias”.
Los alumnos de esta escuela no son niños comunes. Son niños que en sus casas tienen que trabajar a la par de los adultos. Ayudan a levantar la cosecha de algodón, cuidan animales como cabras u ovejas, cortan leña, etc. No tienen computadora, ni televisión, ni juegos de mesa, ni libros, ni juguetes. Por eso, la escuela es muy importante para ellos, porque se divierten aprendiendo y jugando con otros chicos. Respetan muchísimo a sus maestros y sus cuadernos y trabajos son sumamente prolijos mostrando una gran dedicación. Caminan kilómetros (o van en bicicleta o en burro) para llegar a la escuela, con frío o con intenso calor. Estos chicos quieren y cuidan a su escuela. No faltan a clase salvo que sus padres los necesiten para trabajar. Compartieron con nosotros su escaso alimento, también un partido de fútbol y juegos. Nos mostraron el orgullo que sienten por su cultura con sus bailes y zapateos. Se sorprendieron por primera vez ante una computadora que les mostraba las fotos que les habíamos sacado. Los maestros también tienen una vida difícil. Viven lejos, por eso se quedan de lunes a viernes en la casa de un vecino y van a ver a sus familias los fines de semana. Hacen un gran esfuerzo para conseguir útiles, alimentos y materiales para el mantenimiento del edificio. Por la tarde volvimos a Añatuya y al día siguiente emprendimos nuevamente el largo viaje de vuelta. Hay mucho por hacer por estos niños santiagueños, mucho que aprender de ellos (...)
María Julia y Mónica
Fuente: http://escuela696.blogspot.com.ar/

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