Libertad, Santiago del Estero. |
En el proyecto comunitario de vida
La comunidad como tal es un nuevo ser distinto
de la sumatoria de sus componentes. Tiene también ella su peculiar carácter y, por lo tanto, desde
un punto de vista pedagógico no basta tener en cuenta el proyecto personal de vida de cada uno de los
integrantes, es necesario enfocar la educación de la comunidad en cuanto comunidad. También ella
tiene que tener su trayecto y sus objetivos educativos.
Toda comunidad debe dar una respuesta viva a las
necesidades básicas que busca todo hombre en el seno de los grupos: un clima de verdad, justicia
aceptación y afecto y sentido de presencia valiosa en el seno de las comunidades más amplias.
Por eso debe cultivar explícitamente una
conciencia lúcida de su identidad y misión, hondas relaciones personales enriquecedoras por el intercambio de
vida y experiencia, y debe crear un clima propicio para la participación corresponsable que lleve a sus
integrantes a una mayor madurez.
Se reconoce una comunidad como madura cuando se
muestra coherente con sus objetivos plenamente
compartidos; integrada por la aceptación mutua; organizada en la distribución de funciones y
roles; solidaria en la preocupación servicial; corresponsable en esfuerzos concertados; testimonial en su mística vivida.
Fuente: Educación y Proyecto de
Vida.
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